Llevamos 20 días en Siem Reap, Camboya. Disfrutamos del excelente movimiento estático. Saber que estaremos aquí siete semanas más nos da la libertad de disfrutar cual ávido turista con cámara y la de vaguear cual residente sedentario a base de bocadillos. Nos da la libertad de descubrir nuevos restaurantes y la de comer en los de ayer o anteayer; la de utilizar el wifi de un bar con una caña o un helado en la mesa o la de raptárselo a un hotel sentado en los bancos del río; la de vivir el presente y la de revivir el pasado... ya esta aquí, ya llegó el movimiento estático.
Los hay que no necesitan moverse para viajar y los hay que viajan para moverse... lo principal es que ambos viajan. Algunos ven el trayecto a la panadería como un suplicio, otros como una aventura. El proceso que conlleva el movimiento inunda de esperanza al que sueña y de pesar al que no lo hace. Descubrimos sin movernos y nos movemos descubriendo. Nos enorgullece comprobar que más gente viaja así. Las personas de España que se juntan en las plazas para viajar al futuro nos dan envidia e ilusión. Nos da por pensar que menudo putadón es no estar moviéndonos estáticamente en el mismo sitio. Nos movemos juntos, aunque en lugares distintos, y nos pica. ¡Las posibilidades del movimiento estático son incalculables; así que, estés donde estés, o vayas donde vayas, muévete, avanza, viaja al futuro y decide tú mismo hacia dónde quieres ir!
Las noticias sobre la #spanishrevolution nos emocionan y nos mantienen enganchados a la única y precaria red inalámbrica que podemos utilizar gratuitamente fuera del colegio. Se trata de una red muy básica; muchas veces con 'conectividad limitada o nula', la mayoría con 'conectividad baja' y, excepcionalmente, con 'buena'. Aun así, nos hace el avío. Comprobar el correo, las noticias, las redes sociales o los informativos se convierte en ardua aunque distendida tarea. Las horas pasan rápido y las páginas cargan lentamente. Los conductores de tuk-tuk se paran a un metro del banco y desenfundan su repertorio de preguntas en inglés: How long you here? Where you come from? Where you work? How much money you in work? Madrid or Barcelona?. Los vecinos de red, sentados en un banco a metro y medio de nosotros, nos miran con pillería; ellos son los que nos dieron la clave y se sienten orgullosos por ello. Les levantamos el pulgar en señal de “¡cojonudo!”... cuando realmente la página de inicio del periódico lleva cargando 8 minutos y ha necesitado tres refrescos. Los mosquitos se asoman por la pantalla y avituallan pinchando en los antebrazos, en las pantorrillas o en los pies de Isabel. Los ¡helloooou! pasan a nuestras espaldas montados en bicicleta.... A nuestro ciber no le puedes pedir grandes lujos, pero en relación calidad-precio es el mejor que hemos encontrado.
Las noticias sobre la #spanishrevolution nos emocionan y nos mantienen enganchados a la única y precaria red inalámbrica que podemos utilizar gratuitamente fuera del colegio. Se trata de una red muy básica; muchas veces con 'conectividad limitada o nula', la mayoría con 'conectividad baja' y, excepcionalmente, con 'buena'. Aun así, nos hace el avío. Comprobar el correo, las noticias, las redes sociales o los informativos se convierte en ardua aunque distendida tarea. Las horas pasan rápido y las páginas cargan lentamente. Los conductores de tuk-tuk se paran a un metro del banco y desenfundan su repertorio de preguntas en inglés: How long you here? Where you come from? Where you work? How much money you in work? Madrid or Barcelona?. Los vecinos de red, sentados en un banco a metro y medio de nosotros, nos miran con pillería; ellos son los que nos dieron la clave y se sienten orgullosos por ello. Les levantamos el pulgar en señal de “¡cojonudo!”... cuando realmente la página de inicio del periódico lleva cargando 8 minutos y ha necesitado tres refrescos. Los mosquitos se asoman por la pantalla y avituallan pinchando en los antebrazos, en las pantorrillas o en los pies de Isabel. Los ¡helloooou! pasan a nuestras espaldas montados en bicicleta.... A nuestro ciber no le puedes pedir grandes lujos, pero en relación calidad-precio es el mejor que hemos encontrado.
No solo hemos estado inmersos en la #spanishrevolution. Además del trabajo en la escuela, hemos aprovechado esta quincena para visitar las ruinas arqueológicas de Angkor. Tres días de sol y vacaciones dentro de las vacaciones alrededor de bosque tropical y templos destruidos, semidestruidos y semirreconstruidos, que se podrían resumir así: grandes, impactantes, deslucidos, sin techo, con tallados, con piedras por doquier, con incienso, con raíces de árbol entre las paredes, con jardines, con amanecer, sin atardecer, con turistas, sin turistas, con 'helloooou, cold water?' y 'tuk tuk, sir?', con averías, sin herramientas, con remolque humano kilométrico, con agujetas y sin 80 dólares en la hucha.
Aparte de eso, poco más. Os seguiremos informando. Ahora mismo todos viajamos juntos... viajamos estáticamente.
¡A luchar!