lunes, 21 de marzo de 2011

¡A COMISARÍA!

No alarmarse,mamás.

Sí, hemos estado en comisaría, pero de momento no se revelará el porqué. Preferimos empezar por lo bueno y terminar con lo menos bueno. Somos de los de: 'tengo dos noticias, una buena y una mala, ¿cuál te digo primero? La buena, la buena... sin duda.

Hemos pasado el fin de semana en Ko Samui. (Hoy lunes también, aunque no entraba en nuestros planes). Desde el Océano Índico atravesamos la estrecha Península de Malaca para dirigirnos al Golfo de Tailandia, en sólo tres horas de autobús. Al igual que el lugar anterior, se trata de un sitio con unas vistas maravillosas, mejores playas que en Krabí y Ao Nang y con más medios de transporte. Gracias al sistema de alquiler motos, hemos podido alquilar una de 125cc por 200 bahts tailandeses (5 €) durante 24 horas. Sentimos la libertad de poder ir a donde nos diera la gana sin tener a ocho occidentales al lado. Al ser una isla pequeña, la carretera que la rodea no llega a los 60 kilómetros, sólo nos gastamos 4 € de gasolina. ¡Y eso que aquí en Tailandia la gasolina es cara de cojones! Atentos, no sé cómo llevaríamos en España el pagar por un litro de gasolina lo mismo que cuesta un plato normalito del típico bar cutre. Eso es lo que ocurre aquí. Un litro de gasofa vale lo mismo que un plato normal; es decir (y comparando), ¿qué vale un plato de cocido en Madrid? Ni puta idea, pero vamos, pongamos que vale 5 €. ¿Qué pasaría si tuviéramos que pagar 5 € por un litro de oro negro?... Los comentarios irían desde: “Zapatero tiene la culpa”... “eso nos pasa por comprar petróleo a Venezuela”... “al final me van a obligar a ir en bici” o “es que España es así”; o quizá la gente se echaría a la calle a protestar, como vimos hace unos días en Bangkok. No me extraña nada que se quejen y que se manifiesten pidiendo mejoras. Lo que sí que me extraña es que lo hagan con tan poco ímpetu.

Dejando atrás las mierdas políticas, económicas y sociales que hacen de este planeta algo feo, sigo con el fin de semana tropical.... moto a lo Easy Rider; pardillos la primera noche pagando un dineral por cenar en el restaurante de nuestro picadero; algún que otro mosquito porculero; playazas; cataratas;

comidas, cenas y desayunos exquisitos en los puestos callejeros (todavía no hemos tenido cagalera, por lo que pensamos que todas esas precauciones alarmistas al estilo de 'no comas en los puestos que es malo', 'lava la verdura que está terriblemente infectada', 'no al pescado', 'no a la carne' y demás instrucciones intimidatorias, no valen para nada más que para incitar el consumo en comercios con buen aspecto, con personal que habla inglés y con muchas pijadas varias); también hemos tenido sol, nubes, lluvia, tormentas, viento...

Todo esto de viernes a domingo. Y para darle algo de emoción al viaje, porque no molaría tanto que todo fuera perfecto, hoy lunes, en lugar estar buceando en las aguas cristalinas de Ko Tao, hemos terminado en comisaria.

Os cuento la historia. He de decir que si hubiera escrito este texto hace unas horas, justo después del incidente, seguro que el tono de mis palabras sería mucho más colérico. Ahora, y tras relajarnos en varios baretos con unos cafelillos helados y unas birras, veo todo de forma mucho más positiva. Al lío: ayer por la noche, domingo, decidimos reservar el billete de ferry que nos llevaría a nuestro próximo destino, Ko Tao, y nos pasamos por el embarcadero para buscar la mejor opción. En lo que nosotros pensábamos que era la oficina de ventas de billetes nos remitieron al mostrador de información turística que estaba a menos de 5 metros. Allí Isa acordó que zarparíamos a las 11:00 de la mañana de hoy y que nuestro barco tardaría unas dos horas y media. No pagamos por la reserva, porque no nos gusta darle un duro a nadie por adelantado, pero nos dieron una factura decente en la que se indicaba que pagaríamos al día siguiente. Hasta aquí todo normal.

Hoy lunes por la mañana, hemos madrugado para ir al embarcadero donde debíamos pagar los billetes que habíamos reservado. Ya de camino, nos hemos dado cuenta de que la factura que nos firmaron no viajaba con nosotros. Ha debido quedarse en la habitación del bungalow. Malo. Para nuestra alegría, cuando hemos llegado al embarcadero, el señor de la oficina de turismo nos recibe con un cordial y rústico: “ah, I remember you” (“me acuerdo de vosotros”) y nosotros “ah, ok ok, perfect”. Le hemos dicho que nos hemos dejado la factura en donde pasamos la noche y el señor nos ha respondido con un efusivo, y de nuevo algo arcaico “no problem, no problem”. Hemos visto a varios guiris que le han pagado, por lo que nos hemos fiado plenamente de él y hemos soltado la guita. 700 bahts tailandeses por dos billetes con destino a Ko Tao. Guay.

El señor nos dice dónde debemos embarcar y nos avisa de que estemos allí media hora antes. Por seguridad, y por cansancio, estábamos en el sitio indicado con más de una hora de antelación. Mientras esperábamos al ferry, algo muy bonito pasó. Me encontré con la hija de mi profesor del cole, Don Pedro (Ángela), y nos entró una alegría increíble. Encontrarse a una pinteña en una pequeña isla de Tailandia no creo que pase todos los días. Compartimos unas palabras y justo en ese momento nos avisan de que el barco está listo para ser embarcado. Nos dirigimos hacía allí manteniendo la típica conversación introductoria. Le dio tiempo a contarme que lleva años viviendo en una isla vecina, donde es profesora de yoga y donde disfruta de una buenísima calidad de vida. Esta chica estudiaba en mi cole y, de hecho, compartía clase con mi hermano mayor. ¡Gozada! En ese momento un currela de la compañía del ferry me dice: “tickets, please”. Le doy la facturita en cuestión y me dice: “this no ticket” (algo así como “esto no es un billete”) What??? le respondemos al unísono mientras por mi mente se empieza a aparecer el rústico y arcaico hombre de la información turística. ¿Cómo que esto no billete? ¿Qué pasa tú? Esto billete por mis santos huevos. Yo pago 700 bahts y esto billete. El colega me dice que nanai, que vaya a la oficina oficial y que intente canjear la factura. Corro cual galgo hacia allá e Isa se queda esperando a pie de barco. Llego a la oficina en dos minutos y la señora tras el mostrador me dice: “esto no billete, barco lleno, hoy no viajar, buscar a hombre y pedir dinero de vuelta”... No sé cuántas veces me habré cagado en todo mientras corría en busca del colega que nos había vendido esa morralla de billete. Mientras corría pensaba que el tío no estaría allí cuando llegará, pero para mi satisfacción, sí que estaba. Nada más verme, el man notó algo raro en mi rostro y se puso a la defensiva.

- ¿Qué pasa contigo y con tus billetitos para un barco lleno?, le digo.
- No problem, yo devuelvo dinero a ti. Mañana barco no lleno.
¡Será hijo de puta!... esto lo pensé, no lo dije. - ¡Cómo que tú devuelves dinero a mi! Tú dar un billete válido a mi ahora para yo salir de isla hoy!
- No posible, barco lleno, dice de nuevo el champion, mientras su cara se torna en algo tristón en busca de compasión.
- ¡Cómo que barco lleno! ¡Cómo que tu devuelve dinero a mi! ¿Y por qué tu entonces vendes billete a nosotros si barco lleno?
- Ok, ok, el colega coge el teléfono y parece que intenta solucionar el tema.

Todo esto sucede mientras Isabel espera junto con el currelilla del ferry, la hija de Don Pedro y su novio en el muelle. Mientras, el tío habla por teléfono y me dice... sígueme, dándome la impresión de que todo se va a solucionar. Cuando le sigo, veo que no va a la oficina oficial, por lo que le digo: a esa oficina no, a la oficial sí. El tío se niega al principio, pero termina por acceder. Le agarré del brazo con mi mirada de enfadado. Ya en la oficina oficial entabla una conversación con la chica del mostrador en la que parece que ésta le recrimina algo y mirándome me vuelve a decir que no hay billetes. De nuevo el colega me dice... toma tu dinero. De nuevo le digo que no quiero dinero, que quiero mi jodidos billetes. Aquí el mosqueo que tenía era considerable. Al ritmo que cambia mi tono al hablar, volviéndose cada vez más duro, cambia la cara del colega, que se vuelve cada más penosa. He de admitir que era efectiva, pues me dio pena, mucha pena; quizá cometió un error, quizá sentía de veras cuando me decía 'sory, sory, don't know boat full', pero dado que no entiendo un cagado cuando hablan entre ellos, no soy capaz de saber si realmente se equivocó o si me había engañado con premeditación. Quizá el tío pensó que no volveríamos a reclamar, quizá pensó que 700 bahts para nosotros no son ni 20 euros y que no le daríamos importancia. Quizá pensó que, ya con Isabel a mi lado, pues el barco se había marchado, no íbamos a tener valor suficiente como para ir a la policía a avisar de lo ocurrido. Se equivocó.

De nuevo en el mostrador donde la noche anterior habíamos reservado, y hartos ya de gilipolleces, y con la seguridad total de que no saldríamos hoy de la isla, le decimos al colega y a su hermana (que ahora era la que se encargaba de informar tras el mostrador) que, o nos dan un billete para salir de la isla hoy, o nos vamos a quedar allí dando por culo y diciendo a todos y cada uno de los turistas que no contraten nada con ellos debido a su poca profesionalidad. Esto les jode bastante. La chica me dice: toma 400 bahts y vete. ¡Y dale con el puto dinero! ¡QUÉ NO QUEREMOS DINERO, QUEREMOS BILLETE! Dice que no es posible. Le decimos que vamos a comisaría y tiemblan. Como en ese momento llovía a cántaros y no queríamos cargar con la casa que tenemos por mochila bajo la lluvia, Isa coge el chubasquero y va sola a comisaría. Mientras, yo espero con las mochilas junto al mostrador de 'desinformación' con evidente mal humor.

- Hello, me llama la hermana del penoso.
- Hello, what?
- Tu poder ir hoy, 13:45, barco. ¿Tú mujer dónde?
- En comisaria, le digo.
- ¡Comisaria! ¿Verdad?
- ¡Como que verdad! Pues claro... nosotros turístas, no estúpidos.
- Ok, ok... 13:45 vosotros poder ir.

13:00. Isa no llega. Ya llevaba más de 30 minutos por ahí sola. No me gusta. Seguía lloviendo. Me pongo mi mochila en la espalda y la de Isa en el pecho. ¡A comisaria! Aquí pasó lo que pasa siempre... nos cruzamos. Llegó a comisaría e Isa ya no estaba. Dejo las cosas allí y vuelvo corriendo en su busca, de nuevo dirección al puesto de desinformación. Cuando llego allí, la veo discutiendo con la señora, con un policía de testigo. Tras varios minutos, no nos entendemos y todos a comisaria. El madero y la señora en moto y nosotros caminando bajo el aguacero.

Ya en comisaria, y tras mucho dialogar junto a un policía muy amable que hablaba algo de inglés, explicamos lo que pasó, al igual que lo había hecho la señora con anterioridad. Algo así como un juicio rápido del que parece que salimos victoriosos porque el policía nos pregunta: ¿qué querer vosotros de ella? Mmmm, queremos un billete válido para mañana... y ahora lo queremos gratis. También queremos un papel en el que se explique lo ocurrido.

El policía dice ok. La señora se marcha y vuelve a los cinco minutos con dos billetes oficiales y con cara de mosqueo. Nos da los billetes, nos aseguramos de que son válidos y firmamos el papelito de denuncia. Decimos un sarcástico good bye thank you a la señora, damos las gracias a los policías, nos vamos de comisaría y buscamos una pensión donde pasar la noche.

Hasta aquí la que esperamos sea nuestra única aventura de carácter policial.

¿A qué no era para asustarse, mamás?

Xxx

PD: Tendrías que ver los uniformes de los policías. Es algo entallado, cual traje de luces toreril, pero sin adornos. Marcando barriguita y paquete, con los botones a punto de saltar, e incluso con peine en el bolsillo trasero a lo Denny Sucko. Comisaría de pasillos con tocadores donde se acicalaban el pelo cada muy poco tiempo. Digno de fotografiar, aunque nos dio cierto reparo hacerlo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Rubio!! se creían que te ibas a montar en el Ferry del Tivoli world jajaja! anda anda!

Foto al traje de policía entallado ya!! jajaja! que grandes!! tened cuidaito y si se ponen chungos les das mi facebook!! ;D besotes para los dos!!

ZURDITO

Raul el CK dijo...

Menuda aventura chicos!

Ole vuestro espiritu Egpaniol, dí que si lo que es del César y la Isa de ellos son....

Fotos chulisimas, enhorabuena... mi compi se llama Angela, que alegron!

Besossss

Alejandro dijo...

Vaya historia !! Dale recuerdos a Isa de su tia Isa y Ursi y de su primo Alejandro que la quiere MUCHO !!